Reinos: 1980 – a la fecha
Animales
Collages (1980 – a la fecha)
Que los animales y el arte han estado unidos desde un principio es una cuestión que ya nadie pone en duda: todo el arte paleolítico que conocemos (y no conocemos otro más antiguo) está dedicado casi por completo a los animales. Desde las cuevas de Altamira, Niaux, Chauvet, Montespan o Lascaux fluye una corriente de imágenes, evocaciones, loas, recuerdos, invocaciones, pinturas, tallas, grabados, himnos, testimonios, encantamientos, usos mágicos y estudios, que los seres humanos hemos hecho de estas criaturas que, a falta de un mejor nombre hemos llamado 'animadas'; de donde su nombre: animales. Muchos de mis poemas y collages les rinden homenaje.
Pájaros
Collages en color (2012 – a la fecha)
Es fácil que se nos olvide que durante miles y miles de años, no hubo para nosotros, los seres humanos, más colores vivos y vibrantes que los de algunos amaneceres, algunas puestas de sol, las piedras preciosas, las flores volátiles de las mariposas y las plumas de los pájaros. Los colores maravillosos de ciertas plumas han sido nuestra alegría desde siempre. Y en el caso de algunas especies privilegiadas, ¡su canto! Pero, por encima de todo, la libertad de volar. Bien lo dijo Kennerth Clark: “Las aves eran una obsesión medieval… y yo creo que la razón estriba en que habían llegado a ser símbolos de la libertad. Los hombres y los animales estaban atados a la tierra, muy pocos podían moverse de un lado a otro: solamente los artistas y las aves. Las aves eran alegres, animosas, descaradas y libres.” Por otra parte, los pájaros de estos collages son invisibles: sólo siluetas. A las aves no siempre las vemos, aunque buena parte del tiempo las escuchamos.
Hojas
Collages con hojas (2010 – a la fecha)
La utilización del papel orito (en este caso se trata de envolturas de chocolates Ferrero Rocher) dan a estos collages un carácter especial. La combinación aquí se da con un elemento natural –hojas de distintas plantas y árboles– y un resplandor que podría representar el aura de las plantas. Todo lo que existe –nosotros incluidos– estamos conformados por nubes y paquetes de energía. Y todos los seres, sobre todo los animados, tienen –tenemos– una envoltura energética especial; las plantas no son la excecpción. Además, las plantas son muy afectas a vibrar con la música. Esto se sabe desde hace mucho y se ha comprobado científicamente: es el llamado “Efecto Mozart”.
Árboles
Collages (2002 – a la fecha)
Vivimos todos en el mismo planeta; ocupamos un mismo espacio. Sólo que, a diferencia de muchas otras criaturas del mundo que nos ha tocado vivir, los seres humanos y los árboles ocupamos el espacio de una manera curiosa y única: vertical. En este sentido, los árboles son nuestros compañeros de ruta… aunque nosotros sí nos podemos desplazar y ellos no; o lo hacen muy despacio y por eso nos da la sensación de que los árboles casi no se mueven. En todo caso, la verticalidad nos habla de una voluntad de ascenso y de un eje. La columna vertebral y el tronco de un árbol se alinean. Todos los collages de árboles que he hecho acentúan esta verticalidad y están hechos a partir de toda clase de papeles, sobre todo de invitaciones que me llegaron a lo largo de los años para exposiciones de muchos artistas. A todos ellos les agradezco la materia prima.
Piedras
Collages (2010 – a la fecha)
Sabemos que las piedras, incluso sin labrar, tuvieron un significado simbólico para las sociedades primitivas. En los santuarios megalíticos, las deidades estaban representadas por piedras dispuestas de muy distintos modos. Los alineamientos geométricos de piedras en Irlanda y el círculo de Stonehenge son ejemplos famosos. Lo mismo vale decir para las pirámides de Egipto y Mesoamérica, el templo de Salomón, la piedra negra de la Kaaba y las iglesias y catedrales europeas. Las disposiciones de algunas piedras desempeñan un papel esencial en los jardines rocosos del budismo Zen. Del significado profundo y espiritual de las piedras y de los metales surgió la alquimia, la metalurgia y más tarde la química y la minería. Sin embargo, con el advenimiento de la Revolución Industrial, se perdió en una gran medida el aprecio simbólico de las piedras y los metales y se llegó a la culminación del materialismo en la Edad de Hierro que, a pesar de todo, no ha renunciado al simbolismo del oro ni a la fascinación por las piedras preciosas.