…no son, desde luego, todos los collages que he hecho en mi vida; son tan sólo una muestra significativa de mi trabajo en esta línea. Sólo me gustaría agregar que a lo largo de más de 50 años he hecho muy pocos collages que no tengan sus ilustres (o no tanto) antecedentes. Y es que mi afán al hacer estos trabajos no ha sido en ningún momento el construir algo nuevo sino algo bueno. Todos los he hecho por el puro gusto de hacerlos y son, en este sentido, algo muy sincero y personal. Mi trabajo visual, como la obra de Klee –el más alto ejemplo– de Cornell, de Magritte o de Escher –y guardadas las distancias… o, mejor aún, sin distancias– no es un trabajo de equipo, y mucho menos una empresa corporativa, como se acostumbra ahora entre los artistas contemporáneos; es un trabajo individual. Prueba de ello es que la música que acompaña a todas y cada una de las series la compuse, la toqué y la grabé yo mismo en 1987. Quien quiera saber un poco más de la música y su composición, puede hacerlo aquí. Por lo demás, sólo agrego que los collages han sido y siguen siendo para mí una fiesta. Se trata de una obra que, como la de los ilustres antecesores que acabo de mencionar (y podría citar a muchos otros), no se distingue por ser violenta o destructiva, sino, acaso, por su sensibilidad y su sentido, por su aspiración a mantener una tradición viva y una continuidad. Es la obra visual de un poeta.