Alberto Blanco
Poeta y artista visual (Ciudad de México, 1951)
Alberto Blanco nació en la ciudad de México en 1951. Estudió química y filosofía, y una Maestría en Estudios Orientales, en el área de China. Es poeta, traductor, ensayista y artista visual. A partir de la publicación de su primer libro, Giros de faros, en 1979, ha publicado 36 libros de poesía en México y quince más en otros países, además de diez libros con sus traducciones de poesía, otros tantos libros de ensayos sobre artes visuales, así como una poética en tres tomos. El tercer volumen, El canto y el vuelo, le valió el premio “Xavier Villaurrutia” en 2017.
Su obra no sólo es extensa, sino muy diversa. En ella ha explorado un sinnúmero de formas poéticas: desde las más arcaicas y tradicionales hasta las contemporáneas y experimentales. Sin embargo, el autor insiste en que toda su vida ha estado trabajando sólo en tres libros: un libro de poemas, otro de ensayos sobre artes visuales, y una poética. Sus poemas han sido traducidos a más de veinte idiomas. En 2018 fue nombrado Creador Emérito.
Exposiciones individuales
Museos e instituciones
que tienen obra suya
1984 La Luciérnaga, Galería Sloane-Racotta, México.
1996 Alberto Blanco, Counterpoint, El Paso, Texas.
1999 Alberto Blanco, Moctezuma Gallery, California.
2001 Un día en la vida un árbol, Moctezuma Gallery, Ca.
2007 Imágenes inesperadas, Centro Cultural Indianilla, Mx.
2001 Poesía visual, The Athenaeum, La Jolla, California.
2015 Collage, Centro Cultural Tijuana, Baja California, Mx.
2018 Tan lejos y tan cerca, Embajada Alemana, México.
Fondo de Cultura Económica, México.
Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, Mexico.
Universidad de California, San Diego.
Universidad de Texas, El Paso.
The Athenaeum Library, La Jolla, California.
Museo de arte de Orkelljunga, Suecia.
Universidad de California, Irvine.
Amherst College, Massachusetts.
Universidad de Stanford, California.
Universidad de California, Santa Barbara.
Catálogos, carpetas y libros
2018 In weiter Ferne, so nah, edición bilingüe, Libros de Sawade, México.
2015 Collage, catálogo de la exposición retrospectiva, CECUT, Tijuana.
2011 Poesía visual, catálogo, The Athenaeum Library, La Jolla, California.
2010 Mapas, edición limitada, álbum forrado de cuero, MAJAC, México.
2010 Pájaros de alambre, edición limitada, 48 imagenes, MAJAC, México.
2010 Quince paisajes... edición limitada, papel japonés, MAJAC, México.
2010 Los siete pescados capitales, gráfica digital, La Jolla, California.
2010 Mecanografías, carpeta con doce litografias, Indianilla, México.
2007 A la luz de la noche, carpeta con 5 poemas y 5 zincografías, Morelia.
2005 A la lumiere de la nuit, Manière Noire Editeur, Vernon, Francia.
1995 Dawn of the senses, City Lights Books, Pocket Poets, San Francisco.
1987 Un año de bondad, 52 collages en homenaje a Max Ernst, México.
1985 Álbum de zoología, J.E.P, Cuarto Menguante Editores, Guadalajara.
1983 La Luciérnaga, F. Serrano, Antologia de poesia mexicana para niños.
No sé cuándo comencé a hacer collage...
…sí sé, en cambio, que cuando hice mis primeros collages cuando era niño estaba yo muy lejos de conocer esta palabra –una palabra para la que, por cierto, no he encontrado un sustituto que me satisfaga en español– y, más lejos aún de tener noticia de la hermosa tradición que sustenta esta práctica.
El collage, como muy bien lo vio Walter Benjamin, es la técnica por excelencia del siglo XX y sus ecos resuenan poderosamente aún en el siglo XXI. Nacido de la visión de los cubistas, dadaístas, futuristas, constructivistas y surrealistas, el collage resulta el medio idóneo para acercarse a las obras del pasado y relacionarse con ellas con una nueva actitud. Un modo de entenderse con la tradición en nuevos términos para conseguir que vuelvan a hablar aquí y ahora. En este sentido, se puede ver el collage como una práctica de reciclaje ecologista tanto de materiales como de imágenes. Esta es una buena razón, entre muchas otras, por la cual de todas las técnicas utilizadas hoy en día, el collage se lleva la parte del león en las artes contemporáneas.
Existen –a mi parecer– dos grandes maneras o escuelas de hacer collage visual: el collage constructivista, al modo de Picasso y Braque, donde nada se oculta al espectador, y donde se muestran los distintos materiales y las diversas fuentes de las que proceden, así como se muestran las costuras del ensamble sin recato alguno, pues forman parte esencial del discurso de la obra; y, por otro, lado está el collage surrealista, a la manera de Max Ernst, donde utilizando un zurcido invisible que oculta la disparidad de los elementos que forman una pieza, se privilegia, por sobre los demás aspectos, la contundencia de la imagen. Yo he trabajado en ambas formas.
Se puede discutir si el viejo Matisse abrió una tercera vía para el collage cuando decidió pegar sus recortes de papel intensamente coloreados. En todo caso, yo no he dejado de tener en cuenta esta opción como bien puede verse en la serie de “Vitrales de papel lustre”.
Sin embargo, bien visto –y bien escuchado, bien sentido, bien apreciado y bien vivido– el collage está presente en todas las demás artes, no sólo como una estrategia deliberada, tal y como lo podemos apreciar en todas las artes contemporáneas, sino como un principio básico de la creatividad humana, puesto que realmente no somos los creadores de nada.
"Si quieres hacer un pay de manzana partiendo desde cero –dijo Carl Sagan – primero tienes que inventar el universo."
Bien sea una casa, un avión, una sopa, un par de zapatos o un poema, lo único que podemos hacer es mezclas, amalgamar distintas formas, proponer ensambles de cosas diversas y componer un todo.
Tal vez por esta razón Max Ernst afirmó que el collage "es un instrumento capaz de registrar la cantidad precisa de posibilidades que el ser humano tiene de ser feliz en cualquier momento." A mí esta apreciación me parece acertada, y con mi obra doy fe de ello. Este catálogo, así como la exposición retrospectiva que lo justifica, son mi mejor testimonio. A su verdad me atengo.